viernes, 26 de febrero de 2010

:)

Un guerrero de la Luz necesita Amor.

El afecto y el cariño forman parte de su naturaleza, tanto como el comer, el beber o el gusto por el Buen Combate. Cuando el guerrero no se siente feliz ante una puesta de sol, es que algo anda mal.

En este momento, interrumpe el combate y va en busca de compañía, para contemplar juntos el atardecer. Si tiene dificultades para encontrarla, se pregunta a sí mismo: “¿Tuve miedo de aproximarme a alguien? ¿Recibí afecto y no lo percibí?”

 

Un guerrero de la luz usa la soledad, pero no es usado por ella.

 
Manual del Guerrero de la Luz, Paulo Coelho. (una tarde en la biblioteca. Parte 1)

…guarda mejor tu volantín para mañana, mira que hoy el cielo va a llover con ganas…♫

domingo, 14 de febrero de 2010

Odio en el día del amor

Es mi entrada número 100 y me hubiera gustado escribir algo lindo, pero no. Es 14 de febrero, el día más odiado y como si la cosa no quisiera mejorar, se me acumularon un montón de estupideces y necesito botarlas para no pudrirme por dentro [cómo si el proceso no hubiera comenzado ya…]

Odio…

vivir en esta ciudad

ser tan estúpida

no poder viajar a donde yo quiera

no tener un helado de lúcuma en el refrigerador

no poder gritar y llorar tan fuerte para no hacerlo nunca más

las canciones tristes [esas que escuchas, sólo para hacerte daño] y no tener el valor de borrarlas

EXTRAÑAR, así con mayúsculas y todo

el verano, el puto verano con sus playas infestadas, sol maldito entre otros

no poder abrazarte

ni menos besarte

ni tocarte

ni mirarte a los ojos y decirte: “púdrete”

estar convirtiéndome en una mujer que no sabe lo que siente [no pregunte. no responderé]

no poder salir de mi casa, tomar un bus, ir hasta tu casa, decirte “púdrete” otra vez, besarte y olvidar.

no poder ponerle stop al winamp [repeatmodeon]

no poder prender el celular, porque no quiero que me llamen

ni llamar

ni mandar un mensaje estúpido

ni ver ese contacto que tiene tantos números, que algunas veces llamé con el corazón en la boca y riéndome de lo feliz que era, y lo estúpidamente que te amaba

a mis vecinos

su música y sus carretes a mitad de semana

no poder abrir la ventana y tirarme

no poder meterme al mar y que no me sienta en paz

el que no estés para poder decirte esto y que me digas algo, cualquier cosa y sólo así, saber que a alguien de este puto mundo se preocupa por mí

canción de esta noche de odio máximo: Sonnet – The Verve.

sábado, 13 de febrero de 2010

Buenos días, caña hermosa…

Yo: –Viejo, ¿vamos al festival de Jazz?-

Viejo: –Ya poh, vamos.-

 

Genial!-pensé, ir al festival de Jazz con mi viejo era lo mejor que quería hacer esos días, ya que no viajaba a ningún lado y me quedaba aquí en Serenas Town-como alguien alguna vez me lo dijo, ¿será tan pueblo?, me da risa de sólo pensarlo.

 

Horas más tarde…

 

Viejo: –me llamaron los cabros y nos van a venir a buscar en el elefante-

Por un momento me pregunté: “¿y qué mierda es el elefante?”, ¿me van a creer que me imaginé un elefante corriendo por la playa, aplastando a los autos que pasan lentamente por la avenida del mar?. Eso significaba una sola cosa, esa noche iba a ser espectacular.

 

Dentro del elefante…

 

Nunca había estado en un auto tan grande como ese, a pesar de que habían como diez personas adentro, no me sentía apretujada ni nada…algún día me compraré uno igual. Imagínense, durante la semana podría meter aproximadamente unas diez maquetas, tamaño extra-grande y para los carrete…ufff ni siquiera quiero imaginármelo!!-Obviamente yo no manejaría, me gusta tomar cuando salgo- Y esa música andina nortina que escuchaban, no me desagradaba, me hacía recordar cuando mi papá vivía en la casa aún y en las tardes ponía a los Kjarkas o como se escriba..

 

Algún amigo de mi viejo: –Vamos a ver al Chico Trujillo más chico de lo que es-

 

Broma fome, pero todos a esa hora, con unas chelas ya en el cuerpo se mandaron a reír, y mi cara era…no sé, no sabría como explicarlo. ¿Porque? Simple. Yo iba a ver el festival de Jazz y NO al Chico Trujillo ¬¬.

 

En fin, a esa hora, la avenida del mar, atestada de gente de todas las edades y cualquier espécimen conocido y desconocido, caminaba conversando  con un vaso de no se que…disfrutando de la playa de Serenas Town.

 

Antes había tomado estando con mi viejo al lado, unos vinos a la hora de almuerzo, o en asados, o cuando comprábamos chelas exquisitas, llámese Stella Artois, Budweiser, Corona o mi amada Kunstmann. Pero esta vez fue diferente, mi viejo me llenaba una y otra vez el vaso, mientras bailábamos al son de la cumbia del chico Trujillo-y eso que no me gusta bailar cumbia-

 

Viejo: –Hasta ahí no más..-Me decía llenándome el vaso de ron hasta la mitad y después echándole coca-cola.

Yo: –aiii viejo, échale no más.-Le decía yo muerta de la risa y de fondo: "está la escoba está la escoba (8)”

 

El sonido no estaba muy bueno, pero era lo que había…El Chico Trujillo se despedía, mientras la gente pedía más y más, pero es obvio, volvían, tocaban un tema más y después ya se iban definitivamente.

 

¿de vuelta a casa?

Ni siquiera pensarlo, el elefante daba vueltas por el centro y se estacionaba en el “Peregrino” o nuevo peregrino…como vi por ahí. Encontramos una mesa y más chelas venían y los “jallalla” se cantaban a coro antes del brindis. Jallalla es “salud!” al más puro estilo de los pueblos originarios cuando sacrifican algún animal para honrar a la pacha mama. Más música en vivo en ese bar, amigos de los amigos de mi Viejo que bajaban del escenario y me presentaban como “la hija del Miguel” y los típicos ¿y cuantos años teni? o “pucha que estai grande”.

 

Ya podía notar algunos curados o borrachos, hablando cada incoherencia junta, y yo que me reía cada vez más, las idas al baño, y sola porque no iba a ir con mi viejo o con algún amigo de él…

 

y ahora….¿para donde vamos?

Todos a coro: “A donde el rey del pollo!!!”

 

Era la hora del bajón a eso de las 4 de la mañana, y yo moría por algo con hartas calorías.

Llovían los pollos asados, las papas fritas, y las escudos heladitas a nuestra numerosa mesa en el segundo piso del local-ni siquiera me quiero acordar de la minúscula escalera, no sé cómo subí y baje de ellas-

 

…..

Ah! y tampoco me quiero acordar cómo llegué a mi cama.

¿Fin?

viernes, 12 de febrero de 2010

I’ll miss you, daddy…

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Tú me sacaste esta fotografía, ni siquiera lo recuerdo.

Esa lágrima tampoco la recuerdo.

 

Pero lo que si recuerdo, son esas tardes pegadas al tocadiscos sony y esos audífonos gigantes, escuchando los miles de cassettes de Pink Floyd.

 

Recuerdo tus abrazos y tus besos.

 

Papá, cuando te fuiste…unos de los pilares que me sostenían, se derrumbó. Pero yo seguí adelante porque de alguna forma, seguías junto a mi.

No te veía en todo el día, pero cuando llegaba el momento en el que el sol se escondía, yo volvía a sonreír.

¿será por eso que amo los atardeceres?

 

Hoy me dijiste que te vas, que no tendré tus besos de despedida en la frente, que no escucharé tu: “Hasta Mañana”. No te mostré mi pena…no tengo idea porqué…

 

Te extrañaré, Papá.

Sin Titulo. No pregunte.

Sentía un olor extraño pero a la vez delicioso, mi cuerpo tenía una forma inhabitual de comportarse, eran como pequeños espasmos que a cada cierto minuto descendían y subían volviéndome loca, cerrando los ojos y esperando que nunca pasase.

 

A la vez escuchaba un sonido profundo pero lejano, unas notas que sobaban mi corazón en un mar de agujas.

 

Sí, era un dolor tan placentero que mi garganta se abría y dejaba escapar sonidos que se fundían con el otro, formando una melodía que recordaba perfectamente. Esas melodías que guardas como recuerdos en algún lado de tu cerebro, pero cuando pasa el tiempo, la imaginación los modificaba y se volvían reales.

 

Pero no era yo la única que sentía esto, de hecho yo había cambiado completamente, porque los movimientos no eran de una sola persona, era de dos. ¿Pero quién estaba ahí, junto a mí? ¿Quién era el que me acompañaba para suplir esas noches de soledad, en las que vivía siempre?

 

Deja de pensar, boba.

Disfruta.