Los detuvieron por atentado al pudor.
Y nadie les creyó cuando el hombre
y la mujer trataron de explicarse.
En realidad, su amor no era sencillo.
El padecía claustrofobia, y ella, agorafobia.
Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti
Ocasos
ResponderEliminarSin lugares de huidas.
Fueron reflexiones y ya escapamos.
Siempre, el caminar.
Por cuerdas, rojas, rotas, no flojas.
Manos que inquietas no se queman, no hay roce de cuerpos, que en si era un borde, pues la vista de nerviosismos sin histrión se anulaba.
Ya nadie clamaba.
No por odios
No de penas.
Sin recuerdos.
Nada más
Friccionesdeamoresintemores.