martes, 29 de enero de 2013

Terminal 8




Es increíble lo que pasa en los terminales, las manos se sacuden, las risas aparecen en muchas bocas, y también relucen las lágrimas en algunos.
Otros esperan pacientes, otros impacientes a que su destino pronto llegue a ellos.
El mundo gira tan rápido, nadie nunca se detiene para mirar lo que pasa a su alrededor. Yo siempre lo hago, tanto que llega a asustarme pero para mí es inevitable hacerlo. De repente me veo rodeada de tantas cosas y de a poco se dislumbran otras.
Uno fuma, otro abraza a su mujer mientras ríen y seguramente se dicen cuánto se aman y que volverán a verse en unos días más.
Más allá el encargado guarda equipajes, mientras piensa en cuándo verá a sus hijos, se pregunta si habrán comido o si ya estarán durmiendo.
Más gente se sube al bus en el que bus, el asiento de al lado está vacío. Cómo me gustaría que estés ahí, escuchando la misma música, rozando nuestras pieles descubiertas, dándonos calor mutuo. Oh, cómo amo estar así... simplemente cerca tuyo.
Te dejé hace poco, pero sé que volveré a verte muy pronto.

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