Es increíble lo que pasa en los terminales, las manos se
sacuden, las risas aparecen en muchas bocas, y también relucen las lágrimas en
algunos.
Otros esperan pacientes, otros impacientes a que su destino
pronto llegue a ellos.
El mundo gira tan rápido, nadie nunca se detiene para mirar
lo que pasa a su alrededor. Yo siempre lo hago, tanto que llega a asustarme
pero para mí es inevitable hacerlo. De repente me veo rodeada de tantas cosas y
de a poco se dislumbran otras.
Uno fuma, otro abraza a su mujer mientras ríen y seguramente
se dicen cuánto se aman y que volverán a verse en unos días más.
Más allá el encargado guarda equipajes, mientras piensa en
cuándo verá a sus hijos, se pregunta si habrán comido o si ya estarán
durmiendo.
Más gente se sube al bus en el que bus, el asiento de al
lado está vacío. Cómo me gustaría que estés ahí, escuchando la misma música,
rozando nuestras pieles descubiertas, dándonos calor mutuo. Oh, cómo amo estar
así... simplemente cerca tuyo.
Te dejé hace poco, pero sé que volveré a verte muy pronto.
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