martes, 29 de enero de 2013

Terminal 8




Es increíble lo que pasa en los terminales, las manos se sacuden, las risas aparecen en muchas bocas, y también relucen las lágrimas en algunos.
Otros esperan pacientes, otros impacientes a que su destino pronto llegue a ellos.
El mundo gira tan rápido, nadie nunca se detiene para mirar lo que pasa a su alrededor. Yo siempre lo hago, tanto que llega a asustarme pero para mí es inevitable hacerlo. De repente me veo rodeada de tantas cosas y de a poco se dislumbran otras.
Uno fuma, otro abraza a su mujer mientras ríen y seguramente se dicen cuánto se aman y que volverán a verse en unos días más.
Más allá el encargado guarda equipajes, mientras piensa en cuándo verá a sus hijos, se pregunta si habrán comido o si ya estarán durmiendo.
Más gente se sube al bus en el que bus, el asiento de al lado está vacío. Cómo me gustaría que estés ahí, escuchando la misma música, rozando nuestras pieles descubiertas, dándonos calor mutuo. Oh, cómo amo estar así... simplemente cerca tuyo.
Te dejé hace poco, pero sé que volveré a verte muy pronto.

jueves, 17 de enero de 2013

2013. Un nuevo gran comienzo.





Siempre me pregunté cómo sería cambiar de vida tan radicalmente como lo estamos haciendo ahora. Pensaba si acaso resultarían todos los planes que formaba en mi cabeza-aunque más que planes eran sueños que tenía hace años- La primera vez que pisé Valparaíso, creía que capturaba todo en lo que algún momento imaginé vivir, era como la ciudad perfecta para mí. Con el correr del tiempo se me fue olvidando. ¿Quién iba a pensar que la conexión sería tan fuerte?
Acabo de separarme de ti en el terminal, vuelvo a mi ciudad natal, aquella que me ha visto crecer. He visto en tus ojos las ganas de comenzar nuestra vida juntos, tu esperanza aumentar a cada segundo y créeme que es lo mejor que me ha pasado este último tiempo. La tormenta siempre tiende a desaparecer después de un buen tiempo. Aprovechemos que la luz ha vuelto a nuestras vidas y apoyémonos mutuamente en este nuevo caminar tomados de la mano.
El hecho de que esté escribiéndote y el saber que pronto lo leerás me causa una emoción tan grande y créeme que me encantaría ver tu reacción. Ver si acaso te gustó o te encantó tanto como para darme uno de esos abrazos que tanto me gustan.
Te amo, muy profundamente y así como nos encomendamos nuevamente a Dios, me encomiendo a nosotros mismos y a nuestro amor. El camino que se nos viene es difícil, pero podemos hacerlo.
Te veré pronto, amor.
¡Te amo!