jueves, 24 de marzo de 2011
Otoño.
La ventana me parecía más pequeña conforme iba pasando por las calles, mi vista no se quedaba en ningún lugar.
La niñita con vestido azul llorando porque su madre miraba atenta los precios en el mostrador de la tienda de Viña del Mar; una pareja de ancianos que caminaba con lentitud. Fueron exactamente dos segundos en que recordé aquél video tuyo en que nos reflejamos en unos años más. Gente y más gente pasaba sin parar, como mis lágrimas rodar.
Veo esto como un gran elástico, tú en un extremo; yo en el otro. En que cada vez que nos juntemos el elástico tendrá su materia al original. Como debe ser, como debemos estar.
Será un otoño sin ti, pero contigo a mi lado.
Aún no tengo frío.
jueves, 10 de marzo de 2011
Fe de gatita (errata)
Bueno, tu comprenderás que uno se equivoca al escribir cuando llora y escribe desde su celular. Pequeña, más que sueños; son metas a cumplir. ¿Te he dicho ya que te amo? Si no, pues te lo digo y seguramente apenas termines de leer esto te lo diga dándote un abrazo.
...El sur nos espera...
...El sur nos espera...
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Más que metas; sueños.
Hace algunos días soñé con unos brazitos pequeños. Podía sentir su piel erizarse al correr el viento que venía del sur.
Sonreí.
Yo sabía quién era exactamente, yo sabía que ella había morado durante unos meses en mi interior.
La miré y sus ojos me parecieron tan hermosos que creí que no era real, que era un ángel de cabellos rizados y mirada llena de ternura.
Lo siguiente que recuerdo era verte a ti atravezando la puerta de nuestro hogar, cansado pero feliz de encontrarse con nosotras.
Ella corría a los brazos de su padre y sonreía, nunca dejaba de sonreír.
Génesis,
acabo de escribir esto en un bus camino a Valparaíso, con lágrimas en los ojos y tu padre tranquilizandome. Nos vamos preocupados, pero con la esperanza de que todo saldrá bien.
¿La razón? Porque te amamos mucho antes de que estuvieses dentro de mi.
Te amo, Pablo.
Sonreí.
Yo sabía quién era exactamente, yo sabía que ella había morado durante unos meses en mi interior.
La miré y sus ojos me parecieron tan hermosos que creí que no era real, que era un ángel de cabellos rizados y mirada llena de ternura.
Lo siguiente que recuerdo era verte a ti atravezando la puerta de nuestro hogar, cansado pero feliz de encontrarse con nosotras.
Ella corría a los brazos de su padre y sonreía, nunca dejaba de sonreír.
Génesis,
acabo de escribir esto en un bus camino a Valparaíso, con lágrimas en los ojos y tu padre tranquilizandome. Nos vamos preocupados, pero con la esperanza de que todo saldrá bien.
¿La razón? Porque te amamos mucho antes de que estuvieses dentro de mi.
Te amo, Pablo.
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